Cuando el sótano de una vivienda tiene un acabado muy pobre o deteriorado, o es simplemente de hormigón, es posible aplicarle un revestimiento de pintura epoxi (bicomponente) para obtener una superficie lisa, coloreada, e incluso antideslizante. No sólo es útil para garajes, sino también para almacenes, trasteros…, para suelos industriales de hormigón que tengan altas agresiones mecánicas.
Estas pinturas epoxi permiten que las superficies sean repintables con posterioridad, aportan un acabado impermeable y resistente a una gran cantidad de agentes químicos. Es muy fácil su aplicación, basta mezclar (mejor con un agitador a bajas revoluciones) los dos componentes en la proporción adecuada, y aplicarla con brocha o rodillo sin dejar que la mezcla se endurezca demasiado.
Para locales en los que se quiera tener controlados a microorganismos, existe el recubrimiento epoxi en base acuosa, que es además permeable al vapor de agua y no requiere imprimación. Si se quiere obtener un pavimento antideslizante, basta con espolvorear diferentes arenas entre mano y mano de pintura, dejando transcurrir un tiempo determinado por el fabricante.
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